Maneja la incertidumbre, ¡que no te paralice!

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Maneja la incertidumbre, ¡que no te paralice!

Tras estos meses de confinamiento, cambio de rutinas, agolpamiento de cambios inesperados,… la incertidumbre es la reina de las sensaciones. En esta nueva realidad, buena parte de nuestras rutinas han quedado expuestas a la duda y el desconocimiento, al no saber qué podrá ocurrir, a la falta de control y previsión.

La ansiedad, en niños y en adultos, es uno de los problemas que se está agudizando en estos momentos. Ocurre porque el miedo a lo desconocido y la falta de certezas del día a día, lo que frecuentemente nos paraliza. Por añadidura, tendemos a pensar en resultados extremos para esas incertidumbres: todo o nada, blanco o negro,… y por si fuera poco, nos acabamos visualizando en el peor de los escenarios.

Toma nota de los siguientes consejos prácticos:

  • Una ayuda para manejar la incertidumbre, evitando la frustración y la paralización, es pensar en términos de probabilidades. Al considerar todo el abanico de posibles resultados de una situación dada, así como las probabilidades de que cada uno de éstos ocurra, veremos las cosas de forma diferente, probablemente de un modo más realista, y menos estresante.

 

  • No podemos pretender no sentirnos abrumados por el futuro. El problema no es sentir miedo, sino la gestión que realizamos del mismo. Observa la situación en términos de posibles resultados y probabilidades, recopila los recursos con los que cuentas para hacer frente a dicho problema, investiga lo que en otras ocasiones te ha funcionado,… en tu mano está tomar una dirección u otra.

 

  • Estos ejercicios conscientes nos ayudan a concentrarnos en los acontecimientos controlables de nuestro entorno. Ante cualquier circunstancia, por desesperante que sea, tenemos margen de maniobra para decidir, según Viktor Frankl: «si no puedes cambiar la situación, escoge la actitud con la que la afrontas«, en tu mano está dejarte llevar por la sensación de desesperanza, impotencia, frustración,… o buscar la forma de influir en dichas situaciones, por mínimo que sea esa  influencia. Estamos hablando de dejar de preocuparte, para ocuparte.

 

  • Te propongo que hagas una lista de todas aquellas preocupaciones que te abruman, y una por una categorízalas en cuestiones sobre las que tienes control, y sobre las que no. A continuación elige una de esas preocupaciones controlables, y piensa qué acciones concretas están en tu mano para resolver ese problema. Así estarás atendiendo a lo que está dentro de nuestro margen de acción, sobre lo que puedes influir,… de esta forma te sentirás capaz, valiente y empoderado/a por enfrentar las dificultades, y seguramente consigas mejorar la situación.

Si alimentas tu preocupación, tu capacidad de actuar se reduce al tiempo que tu preocupación evidentemente crece. Si alimentas tu capacidad de ocuparte, tu capacidad de actuación aumenta, y te preocupación pasa a un segundo plano.

By | 2020-05-22T11:04:55+02:00 mayo 22nd, 2020|0 Comments

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